Mito de “El Diluvio Universal”


Diluvio universal es el nombre de un acontecimiento mundial, relatado en textos de diversas culturas, ampliamente aceptado por varias antiguas culturas aunque en un contexto mítico que también se narra en el Génesis, primer libro de la Biblia, en la historia de Noé que es el castigo enviado por Dios. Y apareció por primera vez en un texto en la Epopeya de Gilgamesh.
Igualmente se utiliza la expresión diluvio universal para referirse a la creencia de un gran diluvio que afectó al planeta en la antigüedad. La aceptación de esta historia bíblica como real varía entre diferentes grupos, desde aquellos que aceptan toda la historia literalmente, los que la ven como una alegoría, pasando por quienes piensan que puede existir alguna base histórica que diese origen al mito.

El Diluvio Universal: versión Judeocristiana de la Biblia (Génesis 6-7-8-9)
En la tradición judeo-cristiana, el diluvio se narra en el Génesis, donde se cuenta cómo Noé construyó un arca en la que salvó a su familia y también tomó siete parejas de animales limpios y una pareja de animales no limpios, macho y hembra de cada especie (Génesis 7:2), siendo los únicos supervivientes en todo el mundo.
El Libro del Génesis no menciona a ningún autor. Muchos estudios académicos están de acuerdo en que tiene varias fuentes, redactadas por varios religiosos, por ejemplo en la época del cautiverio en Babilonia, y que tiene muchos autores. La tradición sostiene que Moisés escribió el Pentateuco (los ‘cinco libros’ que contienen al Génesis). Entre los estudiosos medievales esta tradición se mantuvo incuestionada hasta la hipótesis de Julius Wellhausen, a finales del siglo XIX, que sostiene que estos textos fueron compuestos de manera independiente entre el 950 y el 500 a. C. y sufrieron numerosos procesos de redacción, culminando en su forma actual alrededor del 450 a. C.
El texto dice lo siguiente:


“Cuando la humanidad comenzó a multiplicarse sobre la faz de la tierra y les nacieron hijas, vieron los hijos de Dios que las hijas de los hombres les venían bien, y tomaron por mujeres a las que preferían de entre todas ellas.
Entonces dijo el Señor: "No permanecerá para siempre mi espíritu en el hombre, porque no es más que carne; que sus días sean 120 años."
Por aquel entonces había gigantes en la tierra, y también los hubo después que los hijos de Dios se unieran a las hijas de los hombres y ellas les dieron hijos: estos fueron los héroes de la antigüedad, hombres famosos.
Viendo el Señor que la maldad del hombre cundía en la tierra, y que todos los pensamientos que ideaba su corazón eran puro mal de continuo le pesó al Señor de haber hecho al hombre en la tierra, y se indignó en su corazón. Y dijo el Señor: "Voy a exterminar de sobre la haz del suelo al hombre que he creado, —desde el hombre hasta los ganados, las sierpes, y hasta las aves del cielo— porque me pesa haberlos hecho."  Pero Noé halló gracia a los ojos del Señor. Noé fue el varón más justo y cabal de su tiempo. Noé andaba con Dios. Noé engendró tres hijos: Sem, Cam y Jafet.
La tierra estaba corrompida en la presencia de Dios: la tierra se llenó de violencias.
Dios miró a la tierra, y he aquí que estaba viciada, porque toda carne tenía una conducta viciosa sobre la tierra. Dijo, pues, Dios a Noé: "He decidido acabar con toda carne, porque la tierra está llena de violencias por culpa de ellos. Por eso, he aquí que voy a exterminarlos de la tierra. Hazte un arca de maderas resinosas. Haces el arca de cañizo y la calafateas por dentro y por fuera con betún. (…)
"Por mi parte, voy a traer el diluvio, las aguas sobre la tierra, para exterminar toda carne que tiene hálito de vida bajo el cielo: todo cuanto existe en la tierra perecerá. Pero contigo estableceré mi alianza: Entrarás en el arca tú y tus hijos, tu mujer y las mujeres de tus hijos contigo. Y de todo ser viviente, de toda carne, meterás en el arca una pareja para que sobrevivan contigo. Serán macho y hembra. De cada especie de aves, de cada especie de ganados, de cada especie de sierpes del suelo entrarán contigo sendas parejas para sobrevivir. (…)
De todos los animales puros tomarás para ti siete parejas, el macho con su hembra, y de todos los animales que no son puros, una pareja, el macho con su hembra. Porque dentro de siete días haré llover sobre la tierra durante cuarenta días y cuarenta noches, y exterminaré de sobre la haz del suelo todos los seres que hice." Y Noé ejecutó todo lo que le había mandado el Señor. Noé contaba seiscientos años cuando acaeció el diluvio, las aguas, sobre la tierra. A la semana, las aguas del diluvio vinieron sobre la tierra.
El año seiscientos de la vida de Noé, el mes segundo, el día diecisiete del mes, en ese día saltaron todas las fuentes del gran abismo, y las compuertas del cielo se abrieron, y estuvo descargando la lluvia sobre la tierra cuarenta días y cuarenta noches. Todo cuanto respira hálito vital, todo cuanto existe en tierra firme, murió. El Señor exterminó todo ser que había sobre la faz del suelo, desde el hombre hasta los ganados, hasta las sierpes y hasta las aves del cielo: todos fueron exterminados de la tierra, quedando sólo Noé y los que con él estaban en el arca. Las aguas inundaron la tierra por espacio de 150 días. (...) Dios hizo pasar un viento sobre la tierra y las aguas decrecieron.
Se cerraron las fuentes del abismo y las compuertas del cielo, y cesó la lluvia del cielo. Poco a poco retrocedieron las aguas de sobre la tierra. Al cabo de 150 días, las aguas habían menguado, y en el mes séptimo, el día diecisiete del mes, varó el arca sobre los montes de Ararat. Las aguas siguieron menguando paulatinamente hasta el mes décimo, y el día primero del décimo mes asomaron las cumbres de los montes. Al cabo de cuarenta días, abrió Noé la ventana que había hecho en el arca, y soltó al cuervo, el cual estuvo saliendo y retornando hasta que se secaron las aguas sobre la tierra. Después soltó a la paloma, para ver si habían menguado ya las aguas de la superficie terrestre. La paloma, no hallando donde posar el pie, tornó donde él, al arca, porque aún había agua sobre la superficie de la tierra; y alargando él su mano, la asió y la metió consigo en el arca. Aún esperó otros siete días y volvió a soltar la paloma fuera del arca. La paloma vino al atardecer, y he aquí que traía en el pico un ramo verde de olivo, por donde conoció Noé que habían disminuido las aguas de encima de la tierra. Aún esperó otros siete días y soltó la paloma, que ya no volvió donde él. El año 601 de la vida de Noé, el día primero del primer mes, se secaron las aguas de encima de la tierra.(…) Habló entonces Dios a Noé en estos términos: "Sal del arca tú, y contigo tu mujer, tus hijos y las mujeres de tus hijos. Saca contigo todos los animales de toda especie que te acompañan, aves, ganados y todas las sierpes que reptan sobre la tierra. Que pululen sobre la tierra y sean fecundos y se multipliquen sobre la tierra."
Noé construyó un altar al Señor, y tomando de todos los animales puros y de todas las aves puras, ofreció holocaustos en el altar.
Al aspirar el Señor el calmante aroma, dijo en su corazón: "Nunca más volveré a maldecir el suelo por causa del hombre, porque las trazas del corazón humano son malas desde su niñez, ni volveré a herir a todo ser viviente como lo he hecho.”
"Mientras dure la tierra, sementera y siega, frío y calor, verano e invierno, día y noche, no cesarán."
Dios bendijo a Noé y a sus hijos, y les dijo: "Sean fecundos, multiplíquense y llenen la tierra. Infundirán temor y miedo a todos los animales de la tierra, y a todas las aves del cielo, y a todo lo que repta por el suelo, y a todos los peces del mar; quedan a la disposición de ustedes. Todo lo que se mueve y tiene vida les servirá de alimento: todo se los doy, lo mismo que les di la hierba verde. (…)
Establezco mi alianza con ustedes, y no volverá nunca más a ser aniquilada toda carne por las aguas del diluvio, ni habrá más diluvio para destruir la tierra."
Dijo Dios: "Esta es la señal de la alianza que para las generaciones perpetuas pongo entre yo y ustedes y toda alma viviente que les acompaña: Pongo mi arco en las nubes, y servirá de señal de la alianza entre yo y la tierra. Cuando yo anuble de nubes la tierra, entonces se verá el arco en las nubes, y me acordaré de la alianza que media entre yo y ustedes y toda alma viviente, toda carne, y no habrá más aguas diluviales para exterminar toda carne.

El Diluvio Universal: versión sumeria Poema de Gilgamesh.

Gilgamesh es sin duda el héroe mesopotámico por excelencia, y también uno de los mitos más extendidos y populares. Existen unos doce capítulos de la epopeya. Sabemos, casi con certeza que Gilgamesh era un joven gobernante de Uruk “la bien amurallada” que reinó en torno al 2600 a.C.. Se le considera hijo de la diosa Nisun, cuyo esposo era el rey Lugalbanda. Se le reconoce como obra más famosa la construcción de las fabulosas murallas de Uruk. La epopeya se introduce con una breve descripción de hazañas y aventuras, un recurso de puesta en escena que proclama a Gilgamesh grande en sabiduría y conocimiento. Lo presenta como un personaje que llevó a cabo un gran viaje en busca de la inmortalidad, se volvió abatido y resignado, regresó a casa y gravó en una tabla de piedra todo lo que había hecho y sufrido, y que luego completó la construcción de las murallas de Uruk y su sagrado templo de Eanna, la casa de la diosa Ishtar.

Muchos autores coinciden en que la versión del diluvio recogida en el Génesis (el primer libro de la Biblia) se basaría directamente en los textos del siglo XIV a. C. de la literatura de Mesopotamia, conocidos como la historia de Uta-na-pistim (en la tablilla XI del Poema de Gilgamesh), ya que se observa una relación obvia al comparar los pasajes del mito de Uta-na-pistim con los del diluvio judeocristiano, a veces hasta textual, teniendo en cuenta que los pueblos hebreos en su mayoría tuvieron contacto con Mesopotamia y su cultura.

Básicamente el texto mesopotámico relata lo siguiente: Enlil decide destruir a la humanidad porque le resultan molestos y ruidosos. Ea advierte a Uta-na-pistim para que construya un barco. El barco se deberá llenar de animales y semillas. Llega el día del diluvio y toda la humanidad perece, excepto Uta-na-pistim y sus acompañantes. Uta-na-pistim se da cuenta de que las aguas bajan y suelta un cuervo el cual revoloteaba sobre las aguas yendo y viniendo hasta que se evaporaron las aguas de la tierra. Uta-na-pistim hace una ofrenda a los dioses y éstos quedan satisfechos por el sacrificio.

Un relato muy similar es narrado en tablillas sumerias muy antiguas de la ciudad de Ur, en las cuales el protagonista a quien Enki/Ea previene del diluvio es Ziusudra. Lo mismo podemos ver en un relato de origen acadio, titulado Atrahasis, poema épico que relata desde la creación hasta el diluvio universal.


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